Basta de Todo cumple 10 años y Manu Ginobili dijo presente

Hay programas de radio que atraen por el nivel de información que manejan. Otros, porque la línea editorial del conductor tiene muchos puntos en común con la de uno. También están aquellos que funcionan como una buena compañía para escuchar de fondo, mientras se realizan labores de cualquier tipo. Y hay programas que se destacan por abordar temáticas afines a los intereses de quienes lo escuchan. Suelen ser muchos los ciclos que se sintonizan por la música que transmiten. En fin, hay programas de radio para todos los gustos y estados de ánimo. Pero sólo Basta de todo es capaz de provocar en los oyentes la extraña sensación de ser parte activa de esa mesa chica en la que Matías Martin, Gabriel Schultz y Cabito se encuentran cada tarde para transportar a los cientos de miles de escuchas al estudio 1 de Radio Metro. Si Seinfeld fue el programa sobre la nada que acaparó fans en todo el globo, Basta de todo es la versión radial de aquella creación única de Jerry Seinfeld y Larry David: un ciclo sobre una nada en la que todo puede caber. Bien puede pensarse, entonces, a Basta de todo –que hoy celebra sus diez años al aire– como el ciclo de la empatía infinita.

A lo largo de esta década al aire (ver aparte), Basta de todo construyó un espacio radiofónico soñado por estudiantes y consagrados del medio: lograr hacer del trabajo un lugar placentero. Tanto para quienes lo hacen como para la tribu de oyentes que todas las tardes, de 14 a 18, están del otro lado para “charlar” –imaginariamente, por mail o teléfono, lo mismo da– con ese grupo de amigos que les otorgaron la magia del éter. Sin otra pauta que la libertad para hablar sobre lo que surja al aire desde el lugar del sentido común, más que de la verdad o la bajada de línea, el programa se convirtió en un clásico del siglo XXI. Si la Metro fue la emisora que renovó el lenguaje y la estética radiofónica del nuevo milenio, Basta de todo fue –es– la síntesis perfecta de ese espíritu cool institucional palermitano, con la pertenencia barrial necesaria para acaparar un público amplio y variado socioeconómica y culturalmente. No por nada es el programa más escuchado de la radiofonía nacional en términos de rating, con una media que en el trimestre agosto-septiembre-octubre de 2010 alcanzó los 3,45 puntos según Ibope.

Con motivo de los diez años al aire, que hoy festejarán con un programa especial (ver aparte), Página/12 pasó toda una tarde con el equipo que actualmente hace Basta de todo, desde el momento en que se encuentran sus integrantes para producir el envío hasta que se despiden del aire. Una crónica en la que se corrobora que “la charla espontánea entre amigos” es, más que un estilo prefabricado, una verdad puesta al aire en la que participan en un “controlado caos” conductores, productores, operadores, oyentes y toda persona –conocida o no– que pase por el estudio. Tal vez ahí radica la clave del programa: es una suerte de radio abierta a amigos o a todo aquel que traiga buena onda. Es que en el espíritu Basta..., el aspecto humano se prioriza por sobre cualquier otro. El talento de quienes hacen el programa, sumado a la amistad y el respeto que se profesan, crean el contexto ideal para que aquellos que están del otro lado se sientan partícipes.

La lógica de que es más fácil hacer un buen programa a partir de un sólido grupo humano en Basta de todo se comprueba ampliamente. La falta de celos y de envidia entre sus integrantes, la homogeneidad de un grupo en el que todos trabajan para hacer un buen programa de radio y no para el lucimiento personal, permiten una horizontalidad en el funcionamiento interno que se plasma al aire. Basta ver la manera en que las seis patas del programa interactúan adentro como afuera del aire, tirándose ideas y ayudándose mutuamente, para comprender que los roles que cada uno tiene –el operador, el productor, el conductor, los coconductores– sólo tienen un sentido organizativo que en la práctica se flexibiliza al máximo. Todos participan del aire, todos trabajan en la producción. Aquí no hay órdenes; o, si las hay, nadie las toma como tal. [Fuente: Página 12 por Emanuel Respighi / Nota completa acá]



Podcast
Programa: Basta de Todo
Radio: Metro
Duración: 15.30 minutos
Año: 2011

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